El jabalí es un pariente del cerdo que, en el ámbito cinegético, supone una de las especies más apreciadas. Lo es por su inteligencia, lo que implica un reto permanente para los cazadores más avezados.
Son los patrones de movimiento del jabalí una de sus características que convierten sus cacerías en unas actividades que requieren una especialización. El cobro de estas piezas no puede improvisarse, sino que conlleva observación y experiencia para ser capaces de anticipar por qué, cómo y cuándo se mueven estos ungulados.

¿Cuáles son los principales patrones de movimiento del jabalí?
En primer lugar, cabe remarcar que el carácter despierto de los jabalíes se debe a que cuentan con unos extraordinarios oído y olfato. No en vano, son capaces de identificar olores a distancias superiores a 100 m. Estas cualidades, por otro lado, resultan claves a la hora de dotarlos de una memoria muy significativa.
Por lo que respecta a sus movimientos, es esta capacidad de retención la que va a marcar algunos de sus patrones esenciales. Vale la pena reseñar que estos mamíferos recuerdan fácilmente dónde han sufrido inconvenientes, desde presencia humana a barreras de accesibilidad, por lo que desecharán volver por los lugares problemáticos.
Otra manifestación de esta adaptabilidad se encuentra en repetir sus comportamientos que le han proporcionado éxitos. Si un jabalí da con un sendero seguro, dado que no reviste peligros y cuenta con comida y bebida suficientes, tenderá a volver a recorrerlo.
Esta es la primera pauta de movimiento que un cazador debe valorar. Los jabalíes son inteligentes, pero también animales de costumbres. Por lo tanto, si se dedican tiempo de vigilancia y recursos estratégicos (desde cámaras a comederos estratégicos), será posible predecir sus hábitos y zonas de paso. En consecuencia, cazar jabalíes se convertirá en una experiencia más gratificante.
Así se mueven los jabalíes
Interesa concretar cómo se materializan los patrones de movimiento del jabalí más habituales. En este sentido, debe tenerse en cuenta que la unidad matriarcal explica sus dinámicas familiares. Los ejemplares adultos en celo, por su parte, tienden a abandonar la soledad para unirse a una piara y lograr el apareamiento.
Los jabalíes duermen durante el día y se mueven a lo largo de la noche. Lo hacen, no muy lejos de sus camas, para buscar comida y bebida. Dejan una serie de marcas que facilitan a los cazadores conocer sus recorridos. Entre el atardecer y la madrugada pueden recorrer entre 2 y 14 km.
Por otro lado, su celo se desarrolla entre noviembre y diciembre. Al estar más activos, el zoólogo Víctor Colino ha documentado su presencia en más accidentes de tráfico. Asimismo, adaptaron en la pandemia su comportamiento a la ausencia humana.
En definitiva, el jabalí reaprende constantemente cómo realizar sus movimientos. Un buen cazador, después de estudiarlos, puede preverlos para cortarle el paso cuando le convenga.