La leptospirosis en los perros es una enfermedad contagiosa muy extendida. Una de sus características esenciales es que puede transmitirse entre especies. Es decir, es posible que un humano se contagie de su can y viceversa, lo que exige conocer a fondo qué provoca.
¿Qué es la leptospirosis en perros?
Es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Leptospira interrogans. Los perros, en especial los dedicados a la caza, pueden infectarse al entrar en contacto con la orina contaminada de otros animales, como zorros o lobos. Además, los propios humanos la transmiten si no se dan unas medidas de prevención adecuadas.
También hay que tener en cuenta que existen siete variantes que afectan a los perros y que están distribuidas por todo el planeta. En caso de que se noten síntomas, es indispensable acudir al veterinario lo antes posible. Los canes sufren una variante grave de la enfermedad, la cual llega a ser muy agresiva en función del serotipo contraído.

Los síntomas que provoca
La leptospirosis canina provoca los siguientes síntomas:
- Pérdida de apetito.
- Fiebre alta.
- Vómitos durante dos o tres días.
- Gastroenteritis hemorrágica.
- Dolores musculares.
- Aumento en la sed y la cantidad de orina expulsada, los cuales denotan posibles problemas renales.
- Lesiones necróticas en la boca.
- Encías sangrantes.
- Ictericia o coloración amarilla de las mucosas.
- Temperatura corporal baja.
¿Cómo se puede prevenir?
La manera más sencilla de prevenir la leptospirosis es mediante la vacunación. Para no equivocarse, es necesario acudir al veterinario habitual. Este informará de la más adecuada para el perro y la actividad que realiza, sobre todo, si se tiene en cuenta que la caza expone al animal a un mayor riesgo. También es posible llevar a cabo consultas regulares y garantizar la máxima higiene si se ha estado en un ambiente húmedo.
Diagnóstico en perros de caza y tratamiento
El diagnóstico se realiza de dos maneras: comprobación del estado de la orina con microscopio y análisis de sangre. El primer método no es del todo fiable, aunque es susceptible de mejorarse a través de un cultivo bacteriano. En cuanto al segundo, se centra en detectar los anticuerpos creados como reacción a la infección, una de las maneras más útiles durante los primeros momentos.
Si se detecta la leptospirosis, el tratamiento consiste en uso de antibióticos, hidratación con frecuencia del can, medicación contra síntomas específicos (diarrea, vómitos, dolores…) y cuidados variados, como son el aseo del animal.
Si se sospecha de que se está ante un caso de leptospirosis en perros, es indispensable actuar pronto. Los de caza llegan a estar muy expuestos por los entornos en los que habita la bacteria y porque suele afectar a otras especies animales. Por tanto, conviene guardar las debidas protecciones, en especial si se practica el arte cinegético en zonas húmedas.