Los terrier son unos perros nacidos para la caza. De hecho, se trata de uno de los casos más claros de un tipo de can cruzado y criado para cazar.  

Por eso, es importante destacar cuáles son las características que lo hacen tan apto para las actividades cinegéticas. 

Los dos orígenes más relevantes de estos perros

En este sentido, vale la pena remontarse a su primer origen, que se encuentra en Inglaterra. Ya a finales del siglo XIX, se creó allí su primer estándar. 

La variedad inglesa de esta raza de perro pequeño es reconocible por su color blanco, mezclado con manchas de color fuego u oscuro. Si bien al principio destacaban más los de pelo liso, posteriormente se iban a ir imponiendo los que tenían el pelaje de una mayor dureza. 

Estos animales recibían el nombre de fox terriers, por el hecho de que solían ser empleados en las populares cacerías de zorros de esta nación. 

Pero tras la I Guerra Mundial, se va a empezar a popularizar la variante alemana de este animal. Una raza que deriva de la mezcla de los orígenes británicos y el dachshund. 

Estos ejemplares tienen el pelo más oscuro y pardo y pueden encuadrarse entre los terriers medianos y grandes. Asimismo, sobresalen por la intensidad de sus mordeduras. Reciben la denominación tan elocuente de terriers cazadores.

La importancia de los terriers para la caza

Se trata de un ejemplo de perro optimizado para cazar. En este sentido, se ha revelado como un cazador muy versátil. Al ser un animal inquieto y con un temperamento muy activo, se encuentra siempre predispuesto para estas actividades.

Por consiguiente, es muy apreciado para determinadas modalidades de caza, como el pisteo. Caza sobre el suelo, pero también bajo tierra, ya que se le da muy bien escarbar en las madrigueras donde se esconden pequeñas presas. Como, por ejemplo, los conejos, a los que hace salir de ellas con una gran facilidad. 

Asimismo, no tiene ningún inconveniente en llevar a cabo los cobros de pájaros abatidos que hayan caído sobre el agua. Su afinado olfato, por otro lado, le permite realizar las búsquedas con un alto nivel de acierto. De hecho, puede seguir los regueros de sangre con una gran efectividad.

Levanta a los jabalíes y cérvidos, como los venados, de sus encames e incluso contribuye a sacar a los animales medianos de sus zarzas. Una vez se ha producido el encuentro entre un jabalí y los terriers (se pueden llevar sueltos o cogidos), el combate es a muerte y estos perros no manifiestan temor a las agresiones de su oponente.

En definitiva, el terrier es un perro especialmente preparado para cazar, por lo que interesa hacerlo partícipe de las jornadas cinegéticas.

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