Los agentes forestales constituyen unos actores clave en los ámbitos boscosos españoles. No en vano, hay más de cincuenta millones de hectáreas de bosque en España (el segundo país, en extensión, de Europa), por lo que su presencia está más que justificada.
A continuación, un resumen de las características principales de esta fuerza de seguridad especial.
Un cuerpo de seguridad para la protección de la naturaleza
En primer lugar, hay que señalar que, hoy en día y según datos de la Asociación Española de Agentes Forestales y Medioambientales (AEAFMA), hay ya más de seis mil de estos agentes trabajando en el país.
Como la competencia de medio ambiente la ejercen las comunidades autónomos, cada una de ellas tiene el número de ellos oportuno en base a a sus necesidades. Además, sus cuerpos reciben nombres distintos en cada uno de estos territorios.
Sus funciones principales tienen que ver con la protección del medio natural y las labores de policía e investigación en estas áreas. Incluso colaboran con otros cuerpos de funcionarios públicos, como la Guardia Civil y los bomberos, en la extinción de fuegos.
La relación con la caza de estos agentes
Si esta fuerza policial se desempeña en el monte y las cacerías tienen lugar en estos espacios, es normal que se dé una convivencia habitual entre sus agentes y los cazadores.
Precisamente, la presencia de la policía forestal va a ser clave para que las actividades cinegéticas se desarrollen en condiciones óptimas. Estos agentes tienen pleno conocimiento sobre las normativas que se entrecruzan en las áreas de caza.
Por ejemplo, tienen claros los regímenes de propiedad que rigen en los cotos de caza y sus inmediaciones y se van a encargar de que se cumpla la legalidad en estas zonas. Esta labor favorece a los cazadores profesionales, puesto que ahuyenta a los furtivos.
Asimismo, cuentan con formación acerca de las especies protegidas, por lo que van a controlar también que determinados animales sean cazados solo en las cantidades y los lugares estipulados por la ley. De este modo, se garantiza la pervivencia de la caza en unos parámetros idóneos.
De la misma manera que se ocupan de la supervivencia de los animales protegidos, también se preocupan de los perniciosos efectos de las especies invasoras.
Cualquier perjuicio al territorio del monte, como los de naturaleza urbanística, entra dentro de su jurisdicción. Por consiguiente, van a denunciar todas estas actividades tan nocivas para la caza.
Por último, no dudan en coordinarse con otros profesionales, como los veterinarios, con los que también tienen contacto los cazadores. En caso de que suceda algún accidente cazando, van a estar listos para intervenir con la mayor rapidez.
En definitiva, los agentes forestales resultan imprescindibles para asegurar la buena convivencia en los montes, lo cual interesa especialmente a los cazadores.