El del olfato es un sentido especialmente desarrollado en los perros, sobre todo en algunas razas. No es de extrañar que se hayan convertido en los aliados perfectos para policías, equipos de rescate y cazadores.
Sabuesos, los canes expertos en seguir el rastro de su presa
Sus centenares de millones de receptores olfativos y el denominado órgano de Jacobson convierten a los canes en los compañeros inseparables en las batidas de caza. También el modo en que sus fosas nasales están dispuestas para poder amplificar su alcance.
Son capaces de seguir el rastro de su presa, incluso extrayendo olores del aire, y conseguir dar, finalmente, con ella. En este empeño, pueden actuar en solitario o en grupo.
Sin embargo, no todas las razas presentan las mismas habilidades a la hora de llevar a la práctica su sentido del olfato con estos resultados. Los sabuesos o Blood hound, que dieron lugar a la denominada Basset hound, son los favoritos de quienes practican este deporte.
Presentan grandes fosas nasales y unas orejas tan grandes que se arrastran por el suelo cuando caminan, recogiendo olores que, a continuación, retienen en el abundante pelo que cubre tanto su cuello como su cabeza. Además, se caracterizan por ser fieles y obedientes en todo momento a su amo. Su temperamento les hace valientes y mansos.
También son buenos rastreadores perros pertenecientes a otras razas como son:
● El Beagle, experto en seguir a liebres y conejos, es tan activo como tierno.
● El Foxhound inglés se caracteriza por su resistencia física, siendo capaz de recorrer kilómetros sin cansarse, acompañando a los cazadores que montan a caballo.
● El Basset azul de Gascuña es empleado en todo tipo de caza llevada a cabo con escopeta, como la del venado, conejos y liebres. Necesita realizar mucho ejercicio.
Un sentido que se debe entrenar
Aunque sus dotes olfativas son innatas, lo cierto es que pueden entrenarse para potenciarse aún más. Se logrará a través de diversas técnicas, como la del juego, estableciendo una recompensa para su motivación, o la de esconder comida para que los perros se esfuercen en encontrarla.
En este campo, los suizos fueron pioneros hace ya varias décadas, preparando a los perros para el rastreo de personas perdidas en los Alpes. Siguieron su ejemplo otros países años más tarde, durante la II Guerra Mundial. Este tipo de entrenamientos ha continuado hasta la actualidad con los más diversos fines.
Desarrollar el sentido del olfato del definido popularmente como el mejor amigo del hombre facilitará a los cazadores su labor. Es solo cuestión de tiempo que el perro que han elegido entre esas razas de sabuesos y rastreadores se convierta en el perfecto acompañante en sus salidas a la naturaleza.