Los incendios forestales son unos de los mayores peligros que se ciernen sobre los bosques. En especial cuando las temperaturas más cálidas se juntan con fuertes rachas de viento.

Cualquier clase prevención es bienvenida a la hora de evitar los destrozos que el fuego causa en los campos. En este sentido, vale la pena destacar la que proporciona, en general, el mundo de la caza

El cazador como un útil instrumento contra los incendios

La consultora Deloitte ha realizado un estudio para la Fundación Artemisan, el cual lleva el título de «Informe de Impacto Socioeconómico de la Caza en España». En él se explican los beneficios que la actividad de los cazadores reporta en la prevención y el combate contra los incendios que se producen en el medio rural. 

A grandes rasgos, se trata de una inversión cuantificada en 54 millones de euros al año. Pero más importante que el dinero que acaba revirtiendo en la lucha contra el fuego en los montes es la implicación en ella de quienes practican las actividades cinegéticas. 

A continuación, se explican algunas de las medidas impulsadas por el cazador que han resultado muy provechosas para evitar que el fuego destruya más vegetación en la naturaleza española. 

La caza como antídoto para los incendios

Está comprobado mediante estadísticas fiables que determinadas áreas caracterizadas por las cacerías (los montes toledanos, la serranía de Cádiz, sierra Morena, etc.) tienen una menor incidencia incendiaria que otros bosques del país. 

Básicamente, se notan los efectos de las infraestructuras (pantanos, caminos, podas, cortafuegos, cortaderos, etc.) para acondicionar los cotos de las que se han encargado los cazadores.

Asimismo, su permanente preocupación por dejar estas superficies en condiciones óptimas los convierte en informadores puntuales de cualquier incidencia relacionada con el fuego que se dé en los perímetros que controlan y más allá desde sus torres de vigilancia. 

Entre otras mejoras en estas zonas, han introducido numerosos puntos de acceso a reservas de agua y acondicionamientos de las sendas rurales. Por consiguiente, resulta más funcional afrontar cómo apagar un incendio en estas circunstancias. 

Entre las ventajas para evitar los incendios que comporta la presencia de los cazadores en los montes, hay que destacar que están especializados en la reintroducción de la fauna autóctona. Disponen comedores y bebederos para los animales y cuidan de los cultivos que les sirven de alimentación. Cabe señalar que su tránsito y alimentación sirven para desbrozar los terrenos de un modo natural, lo que los hace menos propicios para que se quemen. 

Por último, es preciso remarcar que, debido a su experiencia en el ámbito campestre y sus intereses conservacionistas, los cazadores se implican responsablemente a la hora de sofocar los fuegos

En definitiva, los incendios forestales constituyen uno de los principales problemas para el campo, pero la actividad de los cazadores contribuye a minimizar sus efectos. 

Publicaciones Similares