La caza en Aragón destaca por la variedad de las presas. Esta comunidad autónoma ofrece una grata experiencia para los amantes de este deporte. Sean piezas mayores o menores, cada provincia de esta comunidad ofrece grandes atractivos, los cuales merece la pena conocer.

Características de la caza en Aragón

La temporada en esta comunidad empieza a mediados de agosto. En este mes se abre la veda del conejo, la cual dura hasta abril. El control de la población es clave para estos animales, los cuales se reproducen a gran velocidad y pueden llegar a padecer enfermedades contagiosas como la mixomatosis. También en agosto se abre la veda de diferentes aves, como son la codorniz, la paloma torcaz, la urraca y el ánade real.

El zorro es otra de las piezas que empiezan a cazarse en agosto. Las modalidades más destacadas son al salto o en mano. La primera exige al cazador que aplique toda su experiencia en solitario y con perro, más cuando se habla de un animal tan escurridizo y astuto como es el zorro. La modalidad en mano implica un trabajo en equipo y una batida eficiente.

Pero es en septiembre cuando da inicio el plato fuerte. A partir del 15 de este mes es posible cazar jabalís, corzos y rebecos, tanto hembras como machos. Esto es posible gracias al terreno de la comunidad, el cual cambia en cada provincia. En Huesca destaca el terreno montañoso, donde destacan piezas como el sarro, el jabalí y la caza menor. Esta también destaca en Zaragoza debido a sus llanuras y, por último, en Teruel abunda la cabra hispánica y la codorniz.

Una tierra única 

Esta comunidad, que cuenta con un 92,3 % de su territorio destinado a la caza (1.380 terrenos cinegéticos), sufre frecuentes episodios de superpoblación animal. Los jabalís se extiende por la mayor parte de Huesca, los conejos en Valdejalon, Ribera del Ebro y algunas zonas de Huesca y el corzo llega a ser muy abundante en la cordillera Ibérica.

Este crecimiento de la población llega a ser problemático, lo que lleva a conflictos entre cazadores, agricultores, ganaderos y la administración. Por suerte, la práctica cinegética aporta 263 millones de euros al PIB aragonés, el 15 % del producto interior bruto total. Además, contribuye a mantener 8.693 empleos en una comunidad que padece serios problemas de despoblamiento.

Un arte de gran utilidad 

La caza es un gran atractivo de Aragón. La amplia variedad de piezas, su abundancia y unos amplios terrenos donde desarrollar esta actividad atraen a todo tipo de cazadores. Sin duda, merece la pena practicar este deporte en un entorno tan propicio y ayudar a controlar las poblaciones locales de animales.

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