Al margen de condicionantes del entorno, densidades de paso y otras cuestiones como la climatología, el zorzal requiere una técnica de disparo depurada si queremos sacar partido a un buen puesto, que no se disfruta todos los días ni cualquier temporada.
Un cazador inexperto o que no comprenda que es fundamental un buen adelanto de los disparos y no detener nunca la escopeta, puede acabar con un cabreo monumental y una sensación de casi inutilidad con la escopeta después de haber tirado un cajón de cartuchos con su semiautomática y haber abatido sólo unos cuantos zorzales de los cientos que ha visto en la mañana de sierra, viento en la cara y pájaros por todos lados.
El tiro al zorzal es, en buena parte, la máxima dificultad en esta modalidad, ya que disparando desde puesto no hay que ir a por ellos ni subiendo y bajando cañadas para tirar de vez en cuando a los que se arrancan; por ello, para quien no está habituado a su caza desde puesto.

Los zorzales nos entran de cualquier lado cuando el viento los arremolina o cuando ellos están muy fogueados en los terrenos de comedero, donde de unas temporadas a esta parte miles de aficionados salen a su caza nada más llegar los primeros, lo que consigue que no se aquerencien como deberían, traduciéndose esta dinámica en una situación en la que se tiran unos cuantos a primeros de temporada y luego los pasos y las querencias quedan muy trastocados.

Con los zorzales se aprende muy bien la importancia de un buen encare y de saber seguir la trayectoria de la pieza mientras vuela, ya que, por un lado, su tamaño requiere que encaremos correctamente sin asomarnos para poder tirar de forma efectiva, mientras que, por otro, su vuelo, no demasiado rápido, salvo en casos de días de mucho aire y pájaros de cola, invita a hacer bien las cosas y a seguir la trayectoria de vuelo de forma correcta.

Los problemas llegan, haciendo estas dos cosas bien, a la hora de los adelantos, ya que solemos fallar muchos pájaros por tirar al zorzal y no al espacio donde calculamos que estará cuando llegue allí nuestro disparo o por adelantar muy poco al darnos la altura y el tamaño de la pieza una referencia mal interpretada por nosotros.

Siempre hay que adelantar bien, más cuanto más retirado esté el pájaro y cuanto más cerrados sean los chokes empleados, ya que un choke de dos estrellas, por ejemplo, provoca un plomeo mucho más alargado que otro de cuatro estrellas, que propicia un plomeo más denso en cuanto a su diámetro, pero más corto, por lo que con disparos atravesados es más fácil acertar con un choke cerrado que con uno más abierto, ideal para tirar cerca o a rabo.

Si pasan altos, se debe adelantar de manos hasta dar con esa pauta de relación de velocidad y distancia del pájaro junto con la velocidad de los cartuchos que empleamos y el choke dispuesto, y no debe extrañarnos que debamos adelantar dos metros a un zorzal para abatirlo, pues esta distancia la determinan varios factores variables que debemos juzgar en cada momento.
Lo que sí está claro es que si comprobamos que fallamos uno tras otro y estamos encarando bien y no detenemos la escopeta, es que estamos dejando los disparos cortos. Hay quien actúa equivocadamente y tira delante del pájaro parando la escopeta, esperando el lugar donde cree que coinciden disparo y zorzal. Siendo una técnica extendida, también es la que más fallos provoca y con la que peor se calculan los adelantos.
Fuente:
www.cazavision.com