La caza constituye una actividad que implica una intensa movilización de recursos materiales y humanos. En el marco de los segundos, resulta fundamental la preparación física. Una preparación física que no se limita a la actividad cinegética en sí, sino que ha de complementarse con ella. De esta manera, el cazador se encontrará en condiciones óptimas para afrontar las jornadas de la modalidad específica que haya elegido.
A continuación, se repasan algunos de los factores a tener en cuenta en el entrenamiento propio del cazador.
Consejos para salir a la naturaleza y cazar su fauna
En primer lugar, hay que tener en cuenta que el entrenamiento del cazador debe ser personalizado. En este sentido, se realizarán unos ejercicios específicos y distintos en función de cada perfil, el cual estará determinado por características como la fisonomía y el peso del cazador, la modalidad elegida o los objetivos que este se haya fijado en esta actividad (por mero hobby o querer participar en competiciones oficiales, por ejemplo).
Por otro lado, también será importante establecer un calendario de entrenamientos acorde al de la temporada de caza. En este sentido, hay que preparar dicha temporada a conciencia, por lo que se recomienda realizar, durante los meses previos a esta, ejercicios relativos a la musculación, a la carrera de resistencia y al senderismo. Asimismo, dichos ejercicios pueden ser complementados por otros que integren a los perros en las actividades (canicross, caniswim…) o específicos de las modalidades de caza practicadas (foso olímpico, tiro al plato…).
Por último, el desarrollo de la temporada cinegética debe ser completado con actividades deportivas complementarias. Una vez que finalice esta, tampoco debe caerse en el error del descanso pasivo.
Una preparación que fomentará la conservación del medio ambiente
En definitiva, un individuo con la preparación idónea para ejercer la caza estará en condiciones óptimas para afrontar esta actividad tan relevante para la naturaleza.