La pasión por cazar ha ido pasando de generación en generación y, tarde o temprano, llega el momento de iniciar a los hijos en esta pasión.

Cazar es mucho más de lo que la mayoría piensa y, desde pequeños, los hijos habrán ido amando la naturaleza y fauna que rodean al cazador. Desde el primer paso, serán conscientes de la importancia de la conservación del medio ambiente.

El primer día de caza de fauna en la naturaleza

Para empezar, hay que ser conscientes de que no a todos los niños les va a gustar cazar. Aunque, en un principio, lo vean como algo fascinante, por las armas, la indumentaria, los perros, pasar el día fuera o comer en el campo; puede ocurrir que, a la hora de ver a la pieza abatida, se arrepientan.

Habrá que tener en cuenta ciertos aspectos a la hora de iniciarlos en la actividad cinegética:

  1. Necesitan una licencia para cazar. Es una actividad reglada y, desde los 14 años, pueden obtenerla, siempre que vayan acompañados de un adulto. A partir de los 18, pueden cazar solos.
  2. La seguridad es lo primero. El arma ha de ir al hombro, con el cañón apuntando al cielo y en vertical; y, cuando se lleva paralela al suelo, ha de ir abierta.
  3. Las armas se guardan en el armero y la munición nunca se guarda al lado. Jamás hay que dejar a un niño solo con un arma.
  4. La primera pieza que cobra el niño se considera su bautismo como cazador y el rito de inicio en esta práctica
para la conservación del medio ambiente

Es importante inculcar a los hijos no solo el amor por la caza, sino también el respeto y cuidado con el que ha de practicarse.

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