¿Cómo debemos mantener un arma de la forma más soportable durante largo tiempo? Como veremos, depende muchísimo de la fuerza del tren superior anatómico (hombros y brazos) de cada cazador.
El doctor Ramón Sancho nos ayuda a portar de la forma más saludable posible nuestras armas cuando cazamos en movimiento o desde puesto fijo.
Los problemas a nivel de los hombros aparecen por causas sobrevenidas (traumatismos) o congénitas que con la edad se van descompensando (artrosis, degeneraciones musculotendinosas, etc.).
Todos sabemos que una persona con una masa muscular insuficiente estará más limitada que otras para responder a los mismos esfuerzos y que, si sobrepasa los límites de su capacidad, tendrá una lesión.
Son las típicas rupturas fibrilares de forma puntual en una extremidad y que en el brazo dan lugar a la clásica ruptura del bíceps, conocida como el signo de la “bola caída”. Cuando la afectaciones son bilaterales y simétricas, acostumbran a ser simplemente sobrecargas.
La primera conclusión es que a mayor fuerza de hombros y brazos, menos problemas.
El estudio anatómico, biomecánico y las medidas profilácticas necesarias para evitar lesiones merecen un amplio estudio que por su complejidad y extensión no trataremos en esta ocasión.
PARA CAZAR EN MANO O DESDE PUESTO FIJO
Fundamentalmente, la diferencia entre la caza en mano y la actitud de “vigilancia armada” en un puesto en el que se mantiene la posición de “prevengan” durante largo rato es evidente que está en el hecho de mantenerse casi constantemente en movimiento en el primero de los casos.
De entrada quiero realizar una afirmación categórica por mi parte y que discutiré a quien quiera y donde quiera (si es alrededor de una mesa, mejor). Igual que cuando hablamos de vinos… ¿cuál es el mejor vino? En nuestro caso, ¿cuál es la mejor manera de mantener el arma? Sencillísimo: el mejor vino es el que a ti te guste más… y la mejor postura con el arma es en la que tú te sientas más cómodo.
Dicho lo cual, si lo que nos gusta es aprender y nos dejamos enseñar (estas dos condiciones las considero absolutamente ausentes en algunos ambientes de caza en los que me desenvuelvo, donde la ciencia infusa es innata en la mayoría de los cofrades), daremos a conocer las posturas que biomecánicamente mejor ayudan a pasar las jornadas de caza sin secuelas dolorosas, digamos agujetas, para el resto de la semana.
Para que nos acordemos ya para siempre, y como síntesis de la postura perfecta para aguantar un peso con las manos, hemos de pensar en una imagen tan antigua como la existencia misma del hombre:
- El gesto de aguantar una criatura con los brazos: codos a 90 grados pegados al cuerpo. Hombros relajados. Rodillas discretamente separadas manteniendo una pequeña flexión y, si es posible, con una de las piernas apoyada en un soporte. Cuanto más cerca del centro del cuerpo mantengamos el peso, en nuestro caso el arma, más liviano lo notaremos. Y al revés, cuanto más lo separemos, aumentará el esfuerzo y el cansancio.
SI PERMANECEMOS SENTADOS
Es habitual que el cazador de puesto fijo lleve consigo algún tipo de asiento, generalmente un banquillo-trípode, o incluso una silla plegable con espaldo, tipo sillón. Estos accesorios ayudan a hacer más llevadera la espera, pero habría que tener en cuenta lo siguiente: debe procurarse que sea alto para evitar dos afectaciones.
En primer lugar, la lumbalgia por mantener la columna vertebral demasiado doblada. Y en segundo lugar, porque si es bajo mantiene las rodillas hiperflexionadas, lo que provocará una compresión de los vasos sanguíneos a nivel de la parte posterior de la rodilla (zona poplitea) y aumentará la sensibilidad al frío en los pies.
Es muy recomendable que la silla tenga respaldo dorsal. Las sillas giratorias no están exentas de cierta inestabilidad, por lo que son poco recomendables si estamos manejando un arma cargada.
MANTENGAMOS LOS HOMBROS RELAJADOS
El hecho de tener los hombros relajados, como “caídos”, nos evitará contracturas indeseables a nivel de los músculos del cuello y hombros. Las piernas algo separadas aumentan nuestra base de sustentación y, doblando ligeramente las rodillas, descartaremos la aparición de inoportunos calambres.
Aquí vuelvo a una época ya remota para mí donde había que permanecer firmes prolongadamente en situaciones en las que acababas arrastrando el alma… y el arma.
El hecho banal de apoyarse sobre un objeto facilita enormemente una posición en pie mantenida. Por ejemplo, cuando se plancha durante horas, el apoyo de una pierna sobre un alza alivia mucho. Y lo mismo nos ocurre a los cirujanos cuando al operar permanecemos durante un largo tiempo de pie sin desplazarnos apenas. Los artroscopistas usan habitualmente una pequeña tarima bajo el pie.
En cuanto a la caza en mano, sirve todo lo dicho, pero hay que recordar que caminar por el campo obliga a separar más los pies de lo habitual.
APOYOS PARA EL RIFLE
Existen en el mercado unos soportes para el arma en los que el apoyo se realiza sobre unas bases que consiguen descargar gran parte del peso del arma mediante un sistema de arneses.
Los resultados son efectivamente notables y su uso es recomendable para quienes quieran evitar las duras sesiones de tonificación en el gimnasio o simplemente deban salir al campo sin más apoyo que la fuerza de sus brazos limitada por una actividad sedentaria habitual.
IMPORTANTE: ¡DESENTUMECER LOS MÚSCULOS!
De cuando en cuando, y siempre que la prudencia y la tranquilidad momentánea lo permitan, es conveniente caminar unos momentos dentro de nuestra área para desentumecer los músculos y favorecer la circulación, del mismo modo que se aconseja hacerlo durante los largos trayectos en avión. Evitaremos así inconvenientes cosquilleos e incluso otros problemas musculares y articulares.
Texto: Dr. Ramón Sancho – Departamento de Traumatología ICATME / Instituto Universitario Quirón-Dexeus Barcelona
Fuente:
www.trofeodecaza.com