En la actualidad, la caza se ha difundido en nuestro país en los diversos escalafones de la sociedad española, tanto la caza menor (más accesible) como la mayor, gracias a su carácter de recurso natural y renovable con importante presencia económica.
Y es que según los últimos datos, la caza genera de forma directa en nuestro país más de 3.600 millones de euros, además de generar más de 56.000 empleos de carácter fijo. Todo ello a pesar de que buena parte de la caza es de índole social, gestionada de forma local por cazadores, en lugar de una caza comercial donde se comercializa la actividad cinegética.
Cabe destacar que estos recursos económicos inciden especialmente en las poblaciones rurales, y por ello, dada la despoblación del medio rural, parece razonable pensar que la caza tiene especial importancia como método de cohesión social en la supervivencia de la España rural. Resulta además una actividad muy ligada a otro portento económico de España: el turismo, siendo muchas veces la principal actividad económica de muchas zonas rurales fuera del período veraniego.
Sin embargo, los datos de afición son preocupantes. Aunque la caza está más abierta a diferentes rangos de edad y clases sociales, las licencias de caza han bajado en más de un 25% en menos de 30 años. Y lo cierto es que ciertos sectores de la sociedad rechazan cada vez más la actividad cinegética, especialmente aquellos ligados a entornos urbanos y aislados del medio natural y de los entornos rurales.
En cuanto al carácter medioambiental de la caza en nuestro país, actualmente, la inversión de los cotos de caza en mantener el medio ambiente es muy alta, y la investigación en relación con la actividad cinegética y sus beneficios para el medio natural es cada día más importante. La caza ha demostrado ser un método de gestión en aquellas áreas donde la fauna silvestre ha perdido sus depredadores naturales.
La caza en nuestro país sigue teniendo ese carácter tradicional, ligado al medio rural, pero no rechaza la modernización ni el uso de la tecnología. Por ejemplo, recientemente la Federación Andaluza de Caza ha comenzado a incentivar el uso de una aplicación móvil para la investigación cinegética, mediante un programa de ciencia ciudadana donde los cazadores pueden enviar los datos recogidos en campo.
El futuro de la caza pasa pues por la puesta en valor de su sostenibilidad, su generación de riqueza en el medio rural y la educación de las futuras generaciones en el conocimiento del medioambiente y su aprovechamiento responsable.